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CONSPIRACIONES

¿Por qué nos mienten? La cara oculta de la crisis

18.01.2016 17:22

MARCOS

Esto es un billete de doscientos mil Marcos del Reich alemán de 1923. Su posesión no era garantía de renta vitalicia alguna;de hecho en aquel tiempo, en la Alemania posterior a la Gran Guerra de 1914, los billetes de uso cotidiano llegaron a ser transportados en carretillas y el dejar una de ellas , siquiera por unos momentos, sin la debida vigilancia podía tener por fatal desenlace el que fuera robada la carretilla siendo despreciados los billetes. Es dificil imaginar una mayor humillación para el poderoso caballero Don Dinero retratado por nuestro Francisco de Quevedo. ¿Cómo pudo llegarse a esta situación? Tres causas pueden alegarse para explicar lo que hoy puede parecernos inverosímil: la primera, el enorme endeudamiento contraído por Alemania y el resto de beligerantes durante aquella guerra, la segunda, la necesidad de hacer frente a las imposibles indemnizaciones de las que debían beneficiarse los vencedores de la guerra y que eran consecuencia de la imposición del llamado Tratado de Versalles y la tercera , más importante hoy para nosotros, la absoluta falta de relación entre el dinero legal en circulación y la realidad económica de un país. Algo que parece contradecir el sentido común que cree ver en el dinero un medio para favorecer los intercambios y que por tanto debe guardar relación con los bienes ofertados y los demandados, entre lo que se vende y lo que se compra, un puente que une dos orillas y que hunde sus cimientos en ellas. Una idea nada original esta del puente para representar la función del dinero; no tienen más que fijarse en cualquier billete emitido por el Banco Central Europeo para comprobar que en todos ellos también figuran puentes; eso sí, puentes virtuales que no pueden localizarse en ningún país de la Unión Europea. Puentes de ficción para una economía que ha degenerado en pura ficción. En Alemania hace noventa años el dinero dejó de tener valor, en Europa hoy lo sigue teniendo en la medida en que se lo demos y olvidemos de dónde procede. Porque nada hay hoy más desconocido que el origen del dinero, su multiplicación y la identidad de aquellos que controlan este proceso. Es por ello necesario intentar levantar el velo de misterio que cubre esta realidad, consciente de que mucho de lo que van a escuchar puede parecerles pura fabulación, pese a ser mucho más real que los puentes grabados en los billetes de nuestra moneda. No es posible esbozar alternativas al sistema financiero y económico actual sin entender previamente el absurdo sobre el que se ha construido. Pero antes, demos un salto considerable en el tiempo: Hace unas dos semanas, en Ayora se celebraron unas jornadas sobre las pinturas rupestres de Tortosilla, vecinas de las pinturas de La Cueva de la Vieja, en Alpera. El profesor que explicaba las pinturas señaló que éstas fueron realizadas sobre pinturas preexistentes de mayor antigüedad, al igual que en tiempos más recientes se levantaron iglesias sobre mezquitas o mezquitas sobre templos hispanoromanos. Con ello el profesor quería llamar la atención sobre algo que no solemos tener presente suficientemente: no somos tan diferentes a nuestros antepasados de hace miles de años como podemos llegar a creer. Esta afirmación, que aun puede resultar hoy en día chocante fue principal motivo de enfrentamiento en la segunda mitad del siglo XIX entre evolucionistas y creacionistas y precisamente por causa del descubrimiento en España de las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira. La perfección técnica y belleza de esas figuras de bisontes , para los evolucionistas, no podían ser obra de seres primitivos. Los creacionistas , por contra no veían problema alguno en ello, dado que Dios nos habría creado tal y como hoy somos. El descubridor de las cuevas murió sin poderse quitar de encima la sospecha de haber falsificado las pinturas. Pero éstas no eran falsas . ¿Qué quiero decir con esto? Que el hombre moderno tiende a mirar con demasiada facilidad por encima del hombro a las generaciones anteriores ya que creemos ser hijos de un tiempo dominado por el pensamiento racional y nos ufanamos de haber dejado atrás los tiempos en que la fé en poderes ajenos a nosotros mismos nos servían de protección frente a las incertidumbres de la vida. En fin , tan orgullosos como estamos de nuestro dominio de la técnica y de la naturaleza, consideramos nuestros conocimientos como una garantía más que suficiente para poder afrontar el futuro sin temor alguno. Y sin embargo no es así. No hemos renunciado a la fé. Hemos sustituido la fe en Dios o en los Dioses por la fé en nosotros mismos y en la idea del progreso, entendido este como una promesa permanente de mejora material. Una promesa que hoy, debido a la crisis empieza a resquebrajarse y una promesa, esta del progreso, que hasta hace unos años nos impedía siquiera el pensar en un mundo y una forma de vida alternativa a la actual. En el fondo creíamos vivir en el mejor de los mundos posibles. El poder político dominante siempre impregna con sus valores al mundo que vive bajo su influencia. El último siglo ha sido el siglo de los EEUU de Norteamérica y ese país es el resultado de un colosal experimento humano: un país enteramente de inmigrantes imbuidos de un fanatismo religioso que les llevó a romper con su Europa natal y sus creencias para levantar lo que consideraban la nueva tierra prometida. Una sociedad que se articuló en torno a la creencia de que la riqueza material de uno no era más que la señal clara de gozar de la gracia divina . Dado que los hombres eran iguales por nacimiento, sólo por lo que llegaban a tener podían ser considerados. Esta era la creencia de los padres fundadores, vigente hasta hoy y que ha alimentado el sueño americano, junto al regalo de poder contar con un territorio muy rico en el que parecían no existir límites a la conquista humana. Alexis de Tocqueville el historiador francés que vivió en los Estados Unidos durante la primera mitad del s.XIX y que escribió acerca del carácter de ese nuevo Estado manifestó: “ A medida que se profundiza en el carácter nacional de los estadounidenses, se ve que han buscado el valor de todo en este mundo sólo en la respuesta a la pregunta: ¿cuánto dinero va a reportar?” Para añadir en otro pasaje de su obra “La Democracia en América” : “Ninguna pérdida de reputación lastra en América el amor al dinero (…), el americano considerará como honrosa y valiosa una conducta que para nuestros antepasados constituiría pura avaricia” Tocqueville, nacido en la Francia posterior a la Revolución seguía siendo un representante de la vieja Europa y rechazaba esa forma de ver la vida. Nosotros también somos europeos por más que esos contravalores de los estadounidenses hayan llegado también a arraigar en nuestra tierra, suplantando la cultura del ser por la cultura del tener. El “conócete a ti mismo”, el “nada en demasía” y el “llega ser lo que eres” de nuestra cultura clásica europea perecen haber quedado en el olvido. Un cambio radical en nuestra forma de entender el mundo y la vida que llega hasta los últimos confines. También de la economía. Confianza y fé comparten la misma raíz, tienen el mismo origen y creo que habrán escuchado muchas veces a los responsables políticos afirmar que el sostén del sistema económico es la confianza: hay que tener confianza en los bancos y hay que ganarse la confianza de los mercados. En pocas palabras, hoy como ayer se nos pide que tengamos fé, fé en esa mano invisible que dirige los mercados y que hace que la búsqueda individual de la satisfacción de nuestro interés particular se transforme, por arte de magia, en un creciente bienestar colectivo. Es claro que esa mano invisible, hoy en el 2011, no despierta ya la fé de apenas nadie. La mano invisible ha quedado demasiado al descubierto y los mismos que ayer la defendían piden hoy a gritos la intervención abierta del estado. Por ello , debemos reflexionar sobre aquello en lo que teníamos que confiar y para ello echemos mano de otro billete, un billete de un dólar estadounidense: Hasta mediados los años 20 del pasado siglo en este billete podía leerse que la entrega del mismo a las autoridades monetarias tendría por resultado que el portador del billete recibiría un dólar de plata; en los años cincuenta se cambió el texto indicando que a la entrega del billete de dólar, el portador recibiría un dólar. Hoy lo que leemos es mucho más rotundo: “In God we trust”, es decir, “Confiamos en Dios”. Esto es lo que recibiremos a cambio de la entrega del billete. Una manifestación de fé en estado puro. Y en verdad que nos va a hacer falta mucha fé para sostener toda esta tramoya. El paso de una moneda respaldada por un valor físico real, como el oro o la plata que ella misma contenía o el de un billete que tenía una equivalencia en oro y plata y que se emitía por el poder político en la medida en que disponía de ese metal en reserva en su tesorería, hasta el de nuestro dinero que carece de valor físico real en sí, ha sido lento pero puede resumirse así: Durante le edad media los orífices, las personas que trabajaban los metales preciosos, y principalmente el oro, y que en muchos casos también eran prestamistas de su propio capital, aceptaban guardar en sus cofres de seguridad las monedas de personas que les confiaban su custodia. A cambio les extendían pagarés o promesas de recuperar el dinero a la presentación del mismo. Con el tiempo estos pagarés, que no eran dinero legal, se utilizaron en los intercambios comerciales, en lugar de las pesadas monedas que no llegaban a salir del cofre. El siguiente paso fue fruto de la observación y consistió en que los guardianes de los depósitos comprobaron que éstos no eran retirados a un mismo tiempo por sus dueños, durmiendo un sueño improductivo en el fondo de los cofres. Audazmente procedieron a extender préstamos en forma de pagarés con la garantía de las monedas de los otros propietarios, creando nuevo dinero de la nada y en la confianza de que no todos los depositantes acudirían a un mismo tiempo a retirar sus monedas. Había nacido el dinero bancario. Lo que hoy nos puede parecer estafa y abuso de confianza es la base de nuestro sistema económico. Y hoy se encuentra en su apogeo que es a la vez su crisis. Lo que solemos llamar dinero, monedas y billetes, apenas si es un 10% del dinero realmente circulante en la UE, en EEUU la cifra se reduce a un 3%. El resto es dinero creado por el sistema bancario, dinero creado de la nada y dinero que genera intereses, dinero que pare dinero, e intereses que deben ser religiosamente reembolsados. ¿Cómo funciona esto? En contra de lo que pensamos , los bancos no aceptan depósitos con una mano y realizan préstamos con la otra. En realidad toman depósitos con un dedo y realizan préstamos con los otros diecinueve dedos, los de los pies incluidos. Cuando Ud. lleva 1000 € a un banco para abrir un depósito el banco se los apunta en su haber. De esos 1000€ el banco guarda 20€ como reserva, que deposita en el Banco Central del país y los otros 980 los presta a otra persona, que verá como aparecen también en su haber; esta persona realiza una compra y esta cantidad aterriza en la cuenta del vendedor cuyo banco retiene el 2% de la misma y puede volver a prestar el resto a un nuevo deudor y así continua creciendo el dinero en circulación que tuvo como único origen nuestros mil euros iniciales. En principio hasta 50 veces podría repetirse el proceso con cuantías cada vez inferiores, si bien esto no es real porque los bancos están sujetos , además de la reserva mínima descrita a otra limitación en su funcionamiento: la llamada solvencia o cociente entre el capital propio del banco y el volumen total de su préstamos. Inicialmente de un 4% en la zona Euro es superior en España y del 8%. Como habrán oído, ahora se pretende subir a un 9% para toda la zona Euro. Es lo que llaman recapitalizar un banco. El negocio bancario se sustenta sobre tres patas: la capacidad de inflar el crédito con una muy escasa existencia de depósitos de dinero que llamaremos real, la participación de los dueños del banco en el negocio con un muy escaso capital propio, y la posibilidad de reclamar intereses sobre el conjunto de los créditos . El negocio es rentable en sí , pero al mismo tiempo invita a una cada vez mayor asunción de riesgos porque en caso de salir mal las cuentas, los beneficios seguirán siendo privados, mientras que las pérdidas se socializan . Veámoslo con unos ejemplos: – solvencia y rentabilidad – morosidad y escasez de crédito ¿Qué significa todo esto? Significa que si el Estado, que creemos soberano, ha perdido realmente la capacidad para controlar el dinero realmente existente en una economía, cediéndole esta potestad al sistema bancario, no es de extrañar que sea rehén del mismo y tenga que impedir su quiebra. Es importante que entendamos que no es la morosidad la que hunde el sistema por accidente. Un accidente puede ocurrir o no llegar a ocurrir. La morosidad, por contra, es una necesidad , es la consecuencia inevitable del sistema y por lo tanto éste está condenado a la ruina, independientemente de que su aparición se deba al estallido de una burbuja inmobiliaria , como en EEUU o España o de una burbuja del mercado de acciones tecnológicas como en EEUU en el año 2000. ¿Por qué el sistema está condenado a la ruina? Porque con los préstamos que alimentan nuestra economía se crea dinero bancario que hay que devolver al prestamista, pero éste no crea los intereses que debemos añadir a la deuda. Estos deben salir de la economía real y ésta es incapaz de generar tal volumen de dinero, porque el dinero bancario , que es deuda por definición, supera con creces al dinero que llamaremos real o emitido por los bancos centrales. El sistema aplaza su quiebra total, inevitable, asumiendo un mayor endeudamiento en su conjunto para hacer frente a la aparición de impagados en forma más o menos generalizada, hasta que el volumen global de la deuda no puede ya ser sostenido. Este y no otro es el origen del mito de la necesidad de un crecimiento permanente, ahora llamado “sostenible”, de la economía de nuestros países, expresado en forma de PIB. Una economía que no crece no puede atender ni siquiera el servicio de la deuda, es decir, de los intereses. Esto es como el que sobre una bicicleta deja de pedalear; se cae. De esta forma la necesidad de satisfacer los intereses en aumento de la falsa riqueza basada en la deuda alimenta el monstruo del crecimiento sin límites que devora la riqueza real de la tierra. Si el sistema capitalista entronizó al capital como divinidad objeto de nuestro culto, el sistema financiero actual ha investido de un mayor poder a este capital al otorgarle la capacidad infinita para multiplicarse, desligando este crecimiento de todo intercambio real de bienes y servicios y olvidando la existencia de unos límites físicos a todo proceso económico. Economía y ecología comparten una misma raíz etimológica griega; oikos, casa. Pero es evidente que la economía actual tiempo ha que se ha desarraigado , merced al capital bancario y financiero, de toda realidad construyendo un castillo en el aire que ahora se nos viene encima, pero que de cualquier modo no podía ni puede sostenerse. La situación todavía se agrava más si nuevamente volvemos nuestra mirada a los EEUU y es imprescindible hacerlo. Desde 1913 en ese país la moneda oficial es emitida por el Sistema de la Reserva Federal, pero casi nadie parece saber que ese sistema está compuesto por un conjunto de 12 bancos regionales, asentado cada uno de ellos en un estado federado, cuyos accionistas son los principales bancos privados de los EEUU y donde el 53 % de todo el sistema recae sobre la Reserva Federal de Nueva York. Es decir, que incluso ese dólar que antes les enseñé es emitido por la banca privada de los EEUU que presta su dinero al gobierno federal demandando los consiguientes intereses. Dos grupos bancarios de los EEUU controlan el sistema de la Reserva Federal, el grupo de Rockefeller y el grupo de la banca Morgan y esto ha sido así durante todo el pasado siglo XX hasta hoy. Hasta 1910 en los EEUU, quién debía emitir la moneda de la Federación era tema objeto principal de debate en las campañas electorales. La llegada al poder de Wilson con un programa que se llamaba New Freedom y cuyo mentor era el juez Brandeis del Tribunal Constitucional prometía acabar con el poder de la oligarquía financiera que quería hacerse con ese derecho de emisión. Hizo todo lo contrario ; instauró el sistema de la Reserva Federal. Obama también prometió meter en vereda al “avaricioso” sistema de Wall Street alimentado por su predecesor Bush hijo. Una vez en el poder nombró como Secretario del Tesoro a Timothy Geithner, Presidente de la Reserva Federal de Nueva York y confirmó a Salomon Bernanke como Presidente del Sistema de la Reserva Federal en su cargo. Es el mismo Bernanke que el 21/11/2002 manifestó claramente como funcionaba el sistema monetario de los EEUU: “ El gobierno de los EEUU dispone de una tecnología llamada impresora (o su equivalente electrónico actual) con la cual puede producir tantos dólares como quiera, y esto prácticamente sin coste alguno. Al incrementar la cantidad de dólares en circulación, o sólo amenazando con ello, puede el gobierno de los EEUU devaluar el valor del dólar frente a bienes y servicios , lo cual se traduce en un incremento de los precios de esos bienes y servicios. Llegamos a la conclusión que un Estado decidido con una sistema de papel-moneda puede siempre incrementar sus gastos y crear una inflación positiva” Si esto lo hace un gángster en un sótano de su casa, está falsificando la moneda, si lo promueve el gobierno está creando “una inflación positiva” pero devaluando el valor del dinero que lleven en la cartera hasta llegar a una situación como la de Alemania en los años veinte.: no vale el dinero, sino la carretilla que lo transporta. Se preguntarán ustedes, ¿por qué en los EEUU el dinero no ha perdido todo su valor, como en la Alemania de los años veinte? Porque EEUU impuso desde el fin de la II GM su moneda como moneda de intercambio y reserva internacional, hasta 1971 ligada al oro, desde entonces carente de respaldo alguno. ¿En qué se traduce esto? En que gran parte de los intercambios comerciales internacionales se realiza en dólares, drenando la sobreproducción de billetes de ese país dado que los necesitamos para pagar nuestras compras, por ejemplo de petróleo, pero no sólo, también de la mayoría de las materias primas. De esta forma mantenemos irrealmente alto el valor de esos billetes verdes. ¿Y qué hacen aquellos que obtienen dólares con sus ventas, por ejemplo de petróleo? los invierten en deuda del tesoro estadounidense, cerrando el ciclo de ese dinero y favoreciendo el endeudamiento de ese estado. De hecho el mayor deudor del mundo, un país que necesita diariamente que dos mil millones de dólares del resto del mundo sean invertidos en él para poder pagar el enorme exceso que su consumo tiene sobre su producción. Esta necesidad de captar dinero del resto del mundo explica el enorme desarrollo de su sistema financiero y el diseño de productos cada vez más sofisticados y aparentemente rentables para atraer los capitales mundiales. Como las hipotecas basura que están en el desencadenante inmediato de esta crisis y cuyo fundamento ideológico fue la necesidad de “democratizar el crédito”. Es decir, de hacer accesible los créditos a todo el mundo, incluso a aquellos que no podrían devolverlo, para mantener la ficción de un crecimiento económico,basado en las deudas. ¿Y los riesgos de esta práctica? , se preguntarán ustedes: escaso para los hipotecados, comparada su situación con la española o europea pues en EEUU existe la “dación en pago”, la mayoría de hipotecas basura se firmó sin aportar entrada alguna y algunas incluso sin apenas amortización de capital en los primeros años. El pago de los intereses que han realizado equivaldría a un alquiler por la vivienda que han utilizado. ¿Y para los bancos? También escaso porque para eso ya inventaron la llamada titulización de las cédulas hipotecarias con lo cual repartían este riesgo entre el resto del mundo, ávido de obtener un buen rendimiento para sus capitales. Es lo que Stiglitz llama el “gran atraco estadounidense en su libro “Caída libre”. Y Stiglitz es estadounidense. Por otro lado, la necesidad de que el resto del mundo siga reconociendo al dólar su papel de moneda de pago internacional, lleva a los EEUU a reprimir cualquier intento de poner en tela de juicio el valor de esta moneda. Por ejemplo en Irak, ocupando este país en 2003 cuando S.Hussein ya no aceptaba el dólar como moneda de pago para sus ventas de petróleo, sino el euro, moneda a la que cambió igualmente sus reservas nacionales de dólares. Es en esta guerra de divisas donde está también el origen de la guerra comercial contra Irán que EEUU sostiene desde hace años. El precio del petroleo mundial se fija en Londres y Nueva York. Desde 2008 en Teherán también hay una bolsa de petroleo donde el precio se fija en la moneda nacional y las ventas de petroleo al Japón se realizan en yenes y ya no en dólares desde septiembre de 2007. Al igual que la decisión en su día de Irak, este hecho se silencia y pasa desapercibido para una gran mayoría. No lo olviden cuando vuelvan a oir hablar de los llamados “estados gamberros” y de la necesidad de estrechar su cerco por parte de lo que EEUU llama la “Comunidad Internacional” porque nosotros formamos parte de ella. El mercado financiero estadounidense es con diferencia el mayor del mundo y cualquier gran empresa que desee acceder a los capitales que operan en ese país debe cotizar en su bolsa, también los Estados que venden su deuda. Para cotizar en la bolsa de esa país deben someterse a la calificación de al menos dos de las empresas de calificación estadounidenses, como Standard&Poor’s (S&P) y Moody’s, de ahí su poder. Junto con Fitch, controlan el 93% del negocio de calificación de los EEUU. Estas empresas están al servicio del sistema financiero de los EEUU y tienen unos dueños, realidad sobre la que tampoco se habla: Veamos quién está detrás de Moody’s. Su principal accionista (18%) es Berkshire Hathaway cuyo dueño es Barren Buffett el que pasa por ser el inversor más eficiente del mundo y según Forbes(2008) el hombre más rico del mundo. Como principales accionistas le siguen Goldman Sachs y Barclays Bank. No es difícil acertar en las inversiones especulativas cuando se tiene acceso a la contabilidad interna de las empresas y Estados calificados y se sabe si van a subir o bajar en su calificación en el inmediato futuro. Esto se llama transparencia para algunos y opacidad para todos los demás. Este conocimiento permite, por ejemplo, obtener grandes ganancias con las llamadas”ventas a corto” en las cuales vendemos un valor (acción, bono estatal…etc) que sabemos que va a bajar, para volverlo a comprar a menos precio cuando haya bajado. La diferencia entre ambos precios es nuestra ganancia y las consecuencias que puede tener sobre la economía real son evidentes. En el caso de S&P , ésta pertenece al complejo empresarial McGraw-Hill dueño de importantes empresas editoriales y de información de los EEUU. El grupo fue uno de los más firmes apoyos económicos de la familia Bush y su “guerra contra el terror”, ahora continuada por Obama. Quizá esto pueda explicar porqué el 21 de septiembre de 2005 la agencia S&P anunció en una revista económica alemana que estudiaba bajar la calificación de la deuda alemana. Una semana después el parlamento alemán debía decidir sobre la extensión y prolongación de la presencia de sus tropas en Afganistán, de vital importancia para los EEUU. La presencia fue aprobada. De la rebaja de calificación no se volvió a hablar. El enorme poder financiero de los EEUU y sus efectos se manifiesta también en su capacidad para subir o bajar los precios de las materias primas como los alimentos y el petroleo. Los precios de estos productos se fijan en las bolsas de futuros de los EEUU, como la de Chicago para los alimentos, y la capacidad de actuar sobre ellos del capital especulativo es enorme. Recordarán el año 2008 cuando a finales del verano el barril de crudo cotizaba rondando los 150 $. Fue semanas antes de la elección del nuevo Pte de los EEUU, el final de Bush hijo y el comienzo de la era Obama. El Congreso de los EEUU ya estaba entonces dominado por los demócratas y estos se oponían a levantar la prohibición de hacer prospecciones petrolíferas en las costas este y oeste de los EEUU, prohibiciones que se habían establecido para la protección del medio ambiente. Las compañías petrolíferas deseaban levantar la prohibición, el Congreso no lo permitía pero las elecciones eran inminentes. A través de los mercados de futuros estadounidenses el matrimonio formado por el capital financiero y las empresas petroleras orquestó una campaña de compras de petróleo a meses vista y con precios fijados al alza, haciendo subir los precios reales y dando origen , con el apoyo de los medios de comunicación a una presión pública en favor del levantamiento de la prohibición. El objetivo fue conseguido, Obama prometió ser “flexible· con la prohibición en su campaña electoral. El precio del barril bajó a los 110 $. El 28 de septiembre de 2008 se dió a conocer oficialmente que la prohibición había sido levantada y en las semanas siguientes el precio bajó hasta los 70$/barril. Todo esto puede llegar a abrumarnos y no es de ello de lo que se trata, sino de que nos demos cuenta de a qué situación real nos enfrentamos. Cuales son las verdaderas relaciones de poder, hasta qué punto el poder político es rehén del verdadero poder y de la imperiosa necesidad de romper esta servidumbre . A todos los niveles. ¿Qué hacer? será sin duda nuestra pregunta. En primer lugar formarnos e informarnos para poder desechar las explicaciones oficiales ante lo que ocurre y se nos viene encima. Es el primer paso para crear un estado de opinión que lleve a cambios reales y que tienen que pasar por : Una renuncia a seguir apoyando el papel del dólar como divisa internacional de reserva buscando para ello el apoyo de los países llamados emergentes que tienen igualmente un enorme problema con la política económica estadounidense al ser grandes tenedores de esa reserva. Lo anterior exige una ruptura de la llamada alianza transatlántica, buscando la independencia europea y potenciando el desarrollo regional de Europa que incluya al vecino ruso. La limitación al movimiento de capitales transfronterizos, tomando como entidad única a la realidad geográfica europea, inclusive Rusia. Evidentemente esta limitación debe incluir la prohibición de los llamados paraísos fiscales en cualquier país bajo soberanía de la UE. El reconocimiento de que la deuda contraída con el sistema financiero internacional es impagable, no sólo en Grecia, también en el resto de la UE con alguna excepción. Este reconocimiento de la incapacidad de pago no es el fin del mundo, sólo de este mundo enfermo. En la década de los noventa del pasado siglo fueron numerosos los países que se declararon en quiebra: Indonesia, Malasia, Filipinas, Méjico, Argentina, Brasil o Rusia. Alemania lo hizo dos veces, en 1924 y en 1948. Los EEUU, de hecho lo hicieron en 1971 al no respetar las demandas de sus acreedores de obtener oro a cambio de la entrega de los dólares que atesoraban. Evidentemente el reinicio debe sustentarse sobre nuevas bases que exigirían: -el aumento del capital propio en el sistema bancario. Su disminución hasta los niveles actuales no se remonta a tantas décadas atrás, y en el pasado el capital propio llegó a alcanzar valores cercanos al 50%. -la necesidad de elevar la Reserva Mínima de los Bancos hasta el 100% de los depósitos, retornando al poder político la soberanía sobre el control de la moneda y ligando su expansión o contracción a las variaciones de la producción de bienes y servicios. No es el fín del crédito, es la vuelta a un crédito que es hijo del ahorro y en el que el sistema bancario hace de intermediario pero no de creador. El fomento del desarrollo económico en grandes áreas regionales frente al comercio globalizado. Áreas caracterizadas por una mayor homogeneidad cultural, social y económica. El apoyo al sector primario es en este sentido esencial por depender de su fortaleza la necesaria soberanía alimentaria; junto a la monetaria el segundo pilar de cualquier política en donde prime el interés común. En este sentido y a pequeña escala debemos apoyar, ¡que no es apostar por ellos!, los mercados locales y de temporada frente al consumo en cualquier momento del año de cualquier producto. La organización de los consumidores y el acuerdo entre estos y grupos de agricultores cercanos constituye una salida desde ya frente a la inseguridad que reina en los mercados mayoristas. Almansa en este sentido parte de una posición privilegiada; un área urbana de tamaño mediano rodeada de una gran superficie agraria. Puede que estas propuestas puedan parecernos irrealizables o incluso indeseables, pero en cualquier caso llegar a hablar sobre ellas ya será, desde mi punto de vista, un gran avance. En cualquier caso, el dominio total del poder financiero bajo el cual vivimos habría parecido también imposible y muy indeseable a nuestros antepasados no tan lejanos. El futuro está siempre abierto y lo que hoy tenemos es el fruto de la decisión de unos hombres, no es el resultado de un pedrisco. Es por ello que lo que unos han tramado otros podemos contribuir a deshacer.

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Artur Estudio se basa en reconocer que si es necesario morir porque digo la verdad aquí estoy: las amenazas no bastan, deben verificarse; ¿acaso es amable la vida cuando se la vive tan odiosa? No soy enemigo de individuos ni de clases sociales, donde está la corrupción, allí está mi enemigo; donde está el reinado de las tinieblas, allá me tiro sin miedo "JUAN MONTALVO" Artur Estudio invita a la reflexión y a la acción, en defensa de la cultura, la vida y la alegría. Esperamos que Artur Estudio contribuya a levantar la cultura y la búsqueda de alternativas en defensa de los derechos humanos. Como sabemos; algunos medios corruptos de comunicación manipulan la información a su antojo obedeciendo orden de sus dueños banqueros corruptos y ocultando la verdad al informado que es el pueblo. Ya sabemos que Estados Unidos es experta en manipulaciones y mentiras toda su historia es un tejido de propagandas, genocidios, guerras, masacres, terrorismo saqueos siempre en nombre de la democracia y del progreso humano...no tienen ningún escrúpulo ni limite ético para lograr sus objetivos satánicos. El Capitalismo es: Drogas, Alcohol, explotación del hombre, el SIDA. USA es: El negocio de la medicina. El negocio de la adopción de niños rusos para ser usados para trasplante de órganos. El negocio de la guerra. El negocio del narcotráfico. La prostitución. Casinos. Por 20 dólares matan. Negocio de las industrias farmacéuticas. Esclavitud. Pedofilia. Desolación. Maldición. Pobreza pubertad y atraso de muchos países. Guerras, o sea sangre por petróleo, sangre por recursos ajenos. Golpes de estado. Magnicidios, Maldad, Humillación, Degeneración de la naturaleza del hombre a través de sus costumbres y tendencias (Hombres embarazados, mujeres con cojones, en fin) peligro de la raza humana, de la familia y de la sociedad bien constituida. Clanes secretos. Contaminación y deterioro del mundo. Armas químicas, biológicas y nucleares.