Entre las inoculaciones y la "vaccinia" surgió la primera vacuna, muy diferente a la de hoy

21.06.2015 16:21

Las vacunas con virus sintéticos y transgénicos creadas en los laboratorio se compiten con las vacunas y virus naturales, que ayudaron a erradicar las grandes epidemias del pasado

La primera vacuna de la medicina occidental es conocida por haber salvado la vida de millones de personas en riesgo de morir por la viruela, o de quedar con marcas desfigurantes y ceguera.

La vacuna ofrecida hoy por los laboratorios que argumentan este beneficio no es igual y es interesante conocer la diferencia. Es un producto no natural, muy diferente a la inoculación usada por los europeos en el medioevo, y por milenios en la cultura oriental.

El concepto de inoculación es muy antiguo, posiblemente tanto como la viruela misma, una enfermedad que se sabe existió a 10.000 años a.C. en los primeros asentamientos en el noreste de África, según los registros de la Biblioteca Nacional de Medicina, citados por el Centro Nacional de Información sobre Biotecnología (NCBI) de EE.UU.

Las profundas cicatrices de las lesiones cutáneas que deja este poderoso virus, quedaron estampadas en las momias de las dinastías egipcias entre los años 1570 y 1085 a.C., entre ellos la cabeza del faraón Ramsés V, muerto en 1156 a.C. El mal también fue mencionado en China en los escritos de 1122 a.C. y en los textos sánscritos de la India, según NCBI.

Desde los siglos V y VII fue una epidemia frecuente en Europa, propagada especialmente durante las primeras cruzadas al Medio Oriente. En 1800, en un brote se afirmó que la muerte de los lactantes afectados fue cercana al 80% en Londres, sin embargo en otros registros la tasa de letalidad variaba entre un 14% a un 60%.

Algunos sobrevivientes quedaban ciegos, por lo que los médicos europeos probaron aplicar los métodos orientales, es decir la “inoculación” del mismo virus obtenido de las pústulas de los pacientes enfermos. “La palabra se deriva del latín inoculare , que significa "injertar"”.

Además “todo el mundo sabía que los sobrevivientes de la viruela se convertían en inmunes a la enfermedad. Ya en 430 a.C., fueron llamados a cuidar a los afligidos”, sin embargo la comunidad científica occidental era renuente, dice el documento.

La inoculación se refirió a la instilación subcutánea del virus de la viruela en personas no inmunes. El inoculador generalmente utiliza una lanceta mojada con la materia fresca tomada de una pústula madura de alguna persona que sufría de la viruela. El material se introduce por vía subcutánea (inmediatamente debajo de la piel) en los brazos o las piernas de la persona no inmune”, dice la NCBI.

Cuando comenzó a usarse la inoculación en Europa, fue criticada porque se temía que los destinatarios podrían diseminar la viruela y propagarla a otros. Esta misma preocupación existe hoy con las vacunas creadas en los laboratorios, que portan diferentes virus, indica el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU., en el informe de Vaccinia, la vacuna contra la viruela.

Cuando se aplicó la inoculación a los europeos, estos no solo estaban afligidos por la viruela en la Edad Media, sino también por la sífilis, transmitida con la promiscuidad sexual, y la tuberculosis, transmitida por las gotitas de la tos a través del aire. Entonces algunos creían que la inoculación de la viruela proveniente de las pústulas de terceros, podría eventualmente transmitir también estos  males, que están en la sangre de los portadores.

Sobre la práctica de inoculación se conoce que en 1670, las mujeres del cáucaso, que eran llevadas al harén del sultán turco en Estambul, se inoculaban en partes del cuerpo donde no se ven las cicatrices.

En 1714, la Real Sociedad de Londres recibió una carta de Emanuel Timoni quien describió la técnica de la variolación - práctica de la inoculación subcutánea- después de ser testigo en Estambul. Una carta similar fue enviada por Giacomo Pilarino en 1716. Estos informes sin embargo no cambiaron las costumbres de los médicos ingleses conservadores.

Las mujeres de la corte europea fueron las más entusiastas, pues no querían sufrir la desfiguración de sus rostros. Un ejemplo fue el de Lady Montague. Al llegar a Estambul, escribió a una amiga sobre el método de la variolación utilizado en la corte otomana. “La señora Montague estaba tan decidida a evitar los estragos de la viruela que ordenó el cirujano de la embajada, Charles Maitland, inocular su hijo de 5 años de edad. El procedimiento de inoculación se realizó en de marzo de 1718", escribe el informe.

A Charles Maitland se le concedió luego la licencia real de experimentar la variolación en seis prisioneros en Newgate el 9 de agosto de 1721, quienes a su vez recibieron el favor del rey por someterse.

Varios médicos de la corte británica, los miembros de la Royal Society, y miembros del Colegio de Médicos observaron que los prisioneros sobrevivieron al experimento, y las personas expuestas a la viruela resultaron ser inmunes. En los meses siguientes a esta primera prueba, Maitland repitió el experimento sobre los niños huérfanos, y en una escala masiva se apuntó que tras la inoculación sólo entre el 2 al 3 por ciento murió por la enfermedad, según el NCBI.

Cómo en la década de 1750 más príncipes europeos murieron de viruela, la emperatriz María Teresa de Austria y sus hijos y nietos, Federico II de Prusia, el rey Luis XVI de Francia y sus hijos, y Catalina II de Rusia y su hijo, todos decidieron inocularse. El rey Federico II de Prusia también se inoculó junto con todos sus soldados. De hecho, la variolación se practicó ampliamente en Europa.

Cuando la inoculación fue reconocida e introducida en Europa en el siglo XVIII, recibió el nombre de variolación, porque trataba la viruela (virus variola). Sin embargo se reconoce que fue practicada en África, India, y China mucho antes.

Cuando los españoles propagaron la epidemia de viruela en América, la estadística arrojó una muerte de un 14 por ciento en su forma natural, frente al 2 por ciento con la inoculación, practicada más tarde. Para esta inoculación viajaron portadores del virus con pústulas.

La variolación fue reconocida, pero fue reemplazada por la Vaccinia, creyendo que con eso se limitaría la posible diseminación del virus en los humanos, sin embargo el riesgo sigue persistiendo, con nuevos virus.

Vaccinia, la primera vacuna occidental

La mujeres que trabajaban ordeñando a las vacas solían decir: "yo nunca tendré la viruela porque he tenido la viruela vacuna”, enfermedad llamada “Cowpox”, a diferencia de la viruela o “Smallpox”, por sus yagas pequeñas, y la sífilis “greatpox”, cuyas yagas eran grandes, según NCBI.

“Yo nunca tendré una fea cara picoteda por la viruela”, decían las mujeres ordeñadoras. Pese a que era un conocimiento antiguo, este hecho tampoco había sido considerado por la ciencia.

Sin embargo se sabe que Benjamin Jesty (1737-1816), cuando la viruela estaba presente en su localidad en 1774, para proteger la vida de su familia usó material de las ubres del ganado que él conocía que habían sufrido la viruela bovina, y “transfirió el material con una pequeña lanceta a los brazos de su esposa y sus dos hijos. El trío de vacunados se mantuvo libre de la viruela, aunque fueron expuestos en numerosas ocasiones en su vida posterior”, asegura el informe.

Años más tarde Edward Jenner, nacido en Berkeley en 1749, y uno de los inoculados con éxito al tener 8 años, manifestó estar sorprendido de la relación de la viruela vacuna con la viruela humana. El pensaba que el virus de las vacas contraído por las mujeres en las lecherías era menos letal para los humanos y lo dejaba inmune a ambas enfermedades.

Jenner propuso entonces en vez de inocular el virus de la viruela natural, provar con el virus extraído de las lesiones que tenían en sus manos y brazos las mujeres que trabajaban en las lecherías, contaminadas con la viruela vacuna.

Se experimentó esto con un niño de 8 años el 14 de mayo de 1796. “El niño presentó fiebre leve y malestar en las axilas. Nueve días después del procedimiento se sentía frío y había perdido el apetito, pero al día siguiente estaba mucho mejor”, señala el documento.

Jenner publicó entonces el estudio: “Una investigación sobre las causas y efectos de la variolae Vaccinae, una enfermedad descubierta en algunos de los condados del oeste de Inglaterra, sobre todo Gloucestershire y conocido por el nombre de Cawpox”.

En el siglo XIX se comenzó a difundir que la vacunación no confería inmunidad de por vida y era necesaria una revacunación. Algunos comentaron más tarde que habían diferentes cepas.

Se cree que con la vacunación masiva implantada a nivel mundial en 1950, la viruela fue erradicada en Europa y América del Norte.

El 8 de mayo de 1980, la Asamblea Mundial de la Salud anunció que el mundo era libre de viruela y recomendó que todos los países dejen de vacunación: "El mundo y todos sus habitantes han ganado, se han liberado de la viruela, que era la enfermedad más devastadora que barrió en forma epidémica a través de muchos países desde los tiempos más remotos, dejando muerte, ceguera y desfiguración a su paso”, comentó según la NCBI.

¿Cuales fueron entonces los métodos de las primeras vacunas?

1- Inoculación o Variolación: Inoculación del material (virus) obtenido de las pústulas de las personas enfermas de viruela.

2- Vaccinia extraida de vacunos contagiados: Inoculación del material (virus de las pústulas) de las ubres de las vacas que habían sufrido de viruela bovina (cowpox).

3- Vaccinia extraida de humanos contagiados: Inoculación de material (virus de las pústulas) de las manos o brazos de las mujeres de las lecherías que habían contraído la viruela bovina.

Hoy el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos dice que el país tiene una licencia de una vacuna Vaccinia. “La vacuna se preparó a partir de linfa de ternera con un virus de cepas de vaccinia entregadas por la Junta New York City de la Salud (NYCBOH). La vacuna se administra mediante el uso de la técnica de múltiples punción con una aguja bifurcada”.

Es igual al método aplicado en la edad media.

El virus viruela, conocido como virus variola, pertenece al grupo de Orthopoxvirus, que incluye el virus cowpox (viruela bovina), el monkeypox ( de los monos), el camelpox (de los camellos) y los raros telerapoxy y Uasin Gishu, entre otros.

Sin embargo en los laboratorios se han inoculado otros virus sintéticos, en otros animales.

Peligro por virus creados en laboratorio

La CDC dice que con la fabricación de vacunas por parte de las empresas farmacéuticas surgieron otros virus a los que llaman reconbinantes. Son productos sintéticos creados por los biotecnólogos. Lo que hacen es “diseñar geneticamente” el virus para que su ADN, inserto en otro ambiente, logre replicarse. De esta manera obtienen cantidades de vacuna.

“Tal ADN extraño puede codificar antígenos de proteínas que inducen protección contra uno o más agentes infecciosos”, añade el informe.

El método “virus vaccinia recombinante han sido diseñado para expresar los antígenos inmunizantes de herpesvirus, hepatitis B, la rabia, la gripe, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y otros”, argumenta la CDC.

Algunos virus vaccinia recombinantes “se han creado a partir de varias cepas de virus vaccinia”. En los Estados Unidos la mayoría de los virus recombinantes “se han hecho ya sea con la cepa [estadounidense contenida en] NYCBOH, como también usando “un ratón neuroadaptado, la cepa WR". Algunos recombinantes también se han hecho a partir de las cepas de vaccinia Copenhagen y Lister, que son más patógenas en los animales que la cepa NYCBOH.

Según la CDC:

“Los estudios en animales sugieren generalmente que los recombinantes no son más patógenos que la cepa madre del virus vaccinia. Sin embargo, ningún marcador de prueba de laboratorio o animal consistentemente fiable predice la atenuación del virus de la vaccinia o de alguno de los virus recombinantes particulares para los seres humanos".

"Se han reportado infecciones adquiridas en el laboratorio con el virus vaccinia y los recombinantes. Sin embargo, dado que ningún sistema de vigilancia se ha establecido para vigilar los trabajadores de laboratorio, el riesgo de infección para las personas que se ocupan de culturas o materiales contaminados con estos virus virus no se conoce”.

“Con el inicio de los ensayos en humanos de vacunas recombinantes, médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud que brindan atención clínica a los beneficiarios de estas vacunas podrían estar expuestos a tanto la vaccinia como a los virus recombinantes. Esta exposición podría ocurrir por contacto con apósitos contaminados con el virus o mediante la exposición a la vacuna. El riesgo de transmisión de virus recombinantes a los trabajadores de la salud expuestos se desconoce”.

Hoy la vaccinia o vacuna de viruela, contra el virus variola no se recomienda, solo a los trabajadores de laboratorio que trabajan especialmente con los virus sintéticos.

“La vacunación no se recomienda para personas que no manejan directamente cultivos de virus”. La CDC concluye sin embargo que "dado que los estudios de las vacunas con virus vaccinia recombinantes han avanzado a la etapa de ensayos clínicos, trabajadores de la salud (médicos y enfermeras) pueden ahora estar expuesto a virus vaccinia y vaccinia recombinante y debe ser considerados para la vacunación de la vacuna".